viernes, 26 de octubre de 2007

Rico Perez

Documento para debate en la PIC sobre la remodelación del estadio Rico Pérez. 30-10-07.

La presentación de los tres proyectos de remodelación del estadio Rico Pérez, constituye un eslabón más de la previsible cadena de hechos que responden a un proyecto deportivo-empresarial y político que trata de fundir los intereses del Hércules SAD, los de la ciudad y los de algunos de sus sectores políticos y sociales.
Las sociedades anónimas deportivas del fútbol español tienen hoy un problema básico: los ingresos obtenidos por la actividad típica que desarrollan están muy por debajo de los gastos que la misma genera.
Para equilibrar el balance, además de las plusvalías intangibles que obtienen sus directivos (imagen, influencia,etc.), hace falta incrementar los ingresos societarios mediante ingresos atípicos: por retrasmisiones televisivas, por el porcentaje en las quinielas, por la venta de camisetas o de toda clase de quincallería simbólica, etc.
Sin embargo, estos tampoco suelen ser suficientes, sobre todo, para los clubes cuyo tirón social y deportivo es mediocre o muy localizado territorialmente.
Ante esta carencia, algunos han optado en invertir también en potentes instalaciones deportivas secundarias (ciudades deportivas y escuelas de fútbol) que les proporcionen un número de jugadores por encima del que necesitan para sus equipos profesionales, de tal modo, que se convierten en vendedores de futbolistas, de cuya venta obtienen los ingresos para cuadrar el balance.
Por el contrario, hay otras sociedades que obteniendo insuficientes ingresos por los capítulos anteriores o siendo los gastos muy elevados, o habiendo realizado inversiones fallidas (por ejemplo en jugadores no rentables o que se lesionan) tienen que recurrir a otras fórmulas. En las últimas décadas, aprovechando la expansión del sector inmobiliario y, desde luego, utilizando el carácter simbólico y representativo de los clubes de fútbol y su innegable apoyo social, han recurrido a la exigencia de los poderes públicos de todo tipo de apoyos y ayudas directas (subvenciones, patrocinios, etc.) o indirectas (exenciones fiscales, aplazamiento o condonación de deudas, recalificaciones, permutas de terrenos, etc.) que les permitan a aquellos aumentar sus ingresos y evitar la quiebra. Es así como entran en contacto los dirigentes del fútbol y los dirigentes políticos.
Una de las fórmulas indirectas de colaboración a las que me refiero es, sin duda, la optimización de los patrimonios urbanos de las sociedades deportivas, mediante recalificaciones y/o cambios de uso de las instalaciones por parte de los ayuntamientos y comunidades autónomas. Aunque no hay que olvidar que la administración central pone su grano de arena en este tinglado, pues, si el Gobierno exigiese el pago de las deudas a Hacienda y la Seguridad Social, a día de hoy, casi todos los equipos de la primera y segunda división españolas, quebrarían y desaparecerían. Naturalmente no hay Gobierno de cualquier color que vaya a hacer eso.
Pido perdón por esta prolija introducción económica, pero me ha parecido necesaria para entender lo que, en mi opinión, ha sucedido, sucede y sucederá con el Hércules. No es nada original y reproduce lo que ha sucedido, sucede y sucederá en otras ciudades, aunque, naturalmente, no en todas. Pero, aquí, ese modelo se comenzó a implantar desde la alcaldía de Ángel Luna y se ha desarrollado plenamente con el dúo Enrique Ortiz- Díaz Alperi.

Veamos, pues, el caso del Hércules SAD y del Hércules C.F.
Para aplicar el modelo enunciado más arriba, al Hércules le hacía falta disponer de un patrimonio urbano que no tenía. Se lo dio la compra del estadio al Ayuntamiento y se incrementará con la previsible (si alguien no lo remedia) recalificación de las instalaciones deportivas de Fontcalent.
El paso siguiente es remodelar el estadio para financiar la inversión destinada a su adquisición y optimizar los recursos disponibles, aumentando los ingresos en todos los capítulos del presupuesto.
Como los ingresos por la venta de entradas no pueden incrementarse mucho, sobre todo, mientras el equipo esté en la segunda división, se deben promocionar, por ejemplo, los palcos privados que servirán para involucrar a empresas e instituciones en la financiación del Hércules.
Como eso no es suficiente, deben obtenerse ingresos de otras procedencias: venta o alquiler de locales para uso comercial u hotelero. Esto es lo que generaría cuantiosos recursos y permitiría a la sociedad mercantil obtener importantes beneficios. Mi impresión es que, entre los tres presentados, el Hércules optará por aquel proyecto que le proporcione más espacio para estos usos sin importarle mucho el impacto paisajístico y urbanístico que tal obra suponga y tratarán de venderlo como si fuese el mejor para la ciudad.
Algunos aficionados al fútbol o algunos medios de comunicación razonan de la siguiente manera: Cuantos más ingresos tenga el Hércules, mayor capacidad de gasto tendrá y mayores posibilidades de comprar jugadores que nos lleven a la primera división y a la Champions Ligue. Irresistible espiral para cualquier dirigente político, dirigente empresarial, medio de comunicación local o alicantino de pro. Si por ello hay que pagar un precio en términos de ciudad, de calidad de vida o cualquier otra bagatela, se paga lo que haya que pagar porque el fin justifica los medios y, además, en este caso, el Rico Pérez se convertiría en un estadio donde se podrían jugar partidos de la Copa de la UEFA, mientras la zona donde se ubica tendría un perfil económico como la esquina del Santiago Bernabéu y un perfil vertical como Manhattan. ¡El colmo de la modernidad y del poderío alicantino¡
Es verdad que este proyecto se vería seriamente perturbado si el Alicante C.F. (en breves fechas también convertido en SAD), ascendiera a la misma división del Hércules, pues, la ciudad no da para dos proyectos de este tipo, teniendo en cuenta que la provincia no aporta efectivos económicos y masa social suficientes al disponer de otros clubes de fútbol en la misma categoría deportiva (Elche, Alcoyano, Villajoyosa, Benidorm, Denia, Orihuela, etc.). Las soluciones a este conflicto de competencias pudiera pasar por el ejemplo Murcia: con dos equipos en segunda división (el Murcia y el Ciudad de Murcia), cuando uno logra incrementar extraordinariamente su patrimonio (el nuevo estadio de La Condomina) y asciende de categoría deportiva, obliga a los dueños del otro a buscar nuevas alternativas económicas: la deslocalización (convertido en Granada 74 y trasladado a Guadix, después del fallido intento de ubicarlo en la ciudad de Granada). Aquí podría pasar algo parecido.

En cualquier caso y por el momento, la coincidencia en el modelo empresarial-deportivo-político descrito, de los intereses de un potente sector del empresariado, de los poderes políticos, de los mediáticos y de significativos sectores sociales, explican el carácter arrasador del modelo triunfante del Hércules. Los que se opongan están condenados al desamparo social, político y mediático. A mi juicio, es así como estamos ahora. Creo que, en esta cuestión, los apoyos mediáticos, sociales o políticos de los que hemos gozado en asuntos como Rabassa, el puerto o incluso, la fuente de Luceros, ahora no los tenemos. Dudo que, incluso, el Colegio de Arquitectos nos apoye en la posición de dar la vara sobre este asunto.
En esta situación, la PIC debe decidir sobre algunas cuestiones:

1ª) Manifestarse o no sobre la radicalidad del tema. Es decir, poner en evidencia el modelo, plantear críticas parciales al mismo y en concreto sobre la reforma del estadio o, simplemente callarnos. Recuerdo que la oposición de la PIC a la venta municipal del estadio, ponía en evidencia el modelo político-empresarial de Ortiz-Alperi, aunque no tuvimos fuerza suficiente para impedir ese primer paso.

2ª) En el supuesto de plantear críticas parciales a la reforma, cabe responder a una aparente paradoja que algunas personas nos han puesto de manifiesto: la PIC se opuso en el Plan Rabassa a un modelo de ciudad extensa, desestructurada e insostenible, si ahora se opone también a un crecimiento urbano vertical e integrado en la trama urbana, criticando la torre en el Rico Pérez (o las previstas en los terrenos de Renfe), se está oponiendo a cualquier modelo de crecimiento urbano. En mi opinión, esta contradicción es una falacia, pero, deberemos explicarlo de manera convincente.

A la vista de la situación descrita hasta aquí, propongo lo siguiente:

a) Seguir insistiendo que el modelo político-deportivo planteado tiene importantes costes para la ciudad y los ciudadanos, como ya habíamos advertido cuando se puso en marcha. Por coherencia y decencia no debiéramos callarnos, aunque sepamos que nuestras limitaciones son evidentes.
b) Sin perjuicio de lo anterior, debemos intervenir en el debate de la reforma del estadio para entorpecer las mayores barbaridades. Así, podemos aceptar la necesidad de remodelación del estadio, rechazando los más brutales efectos urbanísticos.
c) En mi opinión, y sin conocer técnicamente los detalles, parece menos brutal el proyecto del estudio alicantino que los de Fenwick y Lamela. Para esto podríamos conseguir algunos apoyos sociales (algunos arquitectos, urbanistas, incluso medios de comunicación e, incluso, hacer uso demagógico del alicantinismo barato). Habría que encargar un informe a algún experto.
d) En cualquier caso, exigir del Ayuntamiento (gobierno y oposición) y de la Generalitat las mayores limitaciones en el proceso de recalificaciones y cambios de uso de los terrenos, evitando a toda costa el triunfo del hortera concepto icónico del “burro grande, ande o no ande”. Habrá que hacer alegaciones, recursos, etc.
e) Igualmente hay que aclarar lo que quiere decir Enrique Ortiz cuando afirma que algo debe ganar la ciudad con el proyecto elegido. Me temo lo peor, porque Ortiz comparte el principio de “la ciudad soy yo” y que cuando él gana, lo hace también la ciudad.
f) Intentar armar algún ruido y movilizar la opinión para retardar los plazos, evitando la pretensión de Ortiz de resolverlo en un año. Seguramente ese retraso provocaría un enfriamiento del asunto y sustanciales rebajas en la brutalidad del proyecto.

Ramiro Muñoz Haedo.

lunes, 15 de octubre de 2007

VALORACIÓN DE LAS ELECCIONES DEL 27 DE MAYO DE 2007 DE LA PLATAFORMA DE INICIATIVAS CIUDADANAS

Tras el estudio de un amplio informe de análisis de los resultados electorales y tras un debate adecuado, la PIC manifiesta:
1.- Lamentamos profundamente los resultados generales en la Comunidad Valenciana y en Alicante. Nuestra apuesta por un cambio se ha visto frustrada.
2.- Consideramos que la posible y razonable expectativa de cambio se debía a la presión que la propia sociedad civil alicantina había mantenido en los últimos años sobre el gobierno del PP, a través de un incremento de las denuncias sobre comportamientos dudosos o poco éticos, la formulación de demandas críticas por parte de diversas organizaciones y la negativa frontal a algunos proyectos. Esa presión se ha visto verificada en diversos estudios, que ponían de relieve un rechazo hasta ahora desconocido de una parte considerable de la ciudadanía por las actitudes del PP y una evaluación crítica del estado de la ciudad. En cualquier caso se puede afirmar que asociaciones como la PIC y otras, sindicatos, medios de comunicación independientes, ciudadanos y ciudadanas comprometidas, etc. habían conseguido quebrar el ambiente de silencio y resignación que había sido el caldo de cultivo para la mayoría de decisiones negativas del PP sobre el urbanismo, la cohesión social y la convivencia cívica en Alicante. Ese era el escenario de estas Elecciones que hacía posible el cambio.
3.- Pero el cambio no se ha producido porque los partidos políticos de izquierda no han sido capaces de transformar ese panorama de relativa indignación ética y de expectativa, en energía política alternativa. Hay razones profundas y complejas que están incidiendo en todo el PV e, incluso, en buena parte de España –como la dificultad de la izquierda para encontrar discursos ilusionantes para el electorado urbano o la presión del PP para convertir estas Elecciones en un debate sobre otros asuntos-. Pero ello no debe servir de excusa, ya que asuntos que han ocurrido en Alicante, a su vez, refuerzan esa dinámica general en el PV.
4.- Consideramos que la mayor causa de la derrota de las fuerzas favorables al cambio han sido las debilidades políticas acumuladas en los cuatro años transcurridos desde las anteriores Elecciones. EU, en general, ha formulado críticas oportunas. Pero, casi nunca, esas críticas se transforman –tampoco durante la Campaña electoral- en alternativas comprensibles. En todo caso, la negativa de EU a formalizar el Comprimís, con el Bloc, ha sido una causa directa de la derrota, aún agravada por la dispersión de referencias políticas que llegaban a ocultar lo que de bueno tenía el Programa de EU.
5.- Es innecesario volver a detallar el extraño comportamiento del PSOE durante buena parte del anterior mandato, con una política de absoluto entreguismo al PP, que alcanzó su paroxismo con el Plan Rabassa. Todo ello provocó una crisis interna de gran magnitud que, quizá, no acabó de cerrarse adecuadamente. Han seguido apareciendo dudas ante temas claves de la ciudad, un aislamiento incomprensible en quien desea gobernar y una Campaña electoral sin contendidos políticos que movilizaran a muchos votantes. La ambigüedad como método puede servir en otras circunstancias, pero no, desde luego, en momentos como este, en el que era básico poder confrontar alternativas creíbles –ni meras negaciones a lo existente, ni aplazamiento de las soluciones a un indeterminado futuro-. El refugio en varios lugares comunes –y, a veces, netamente conservadores-, la tendencia a la identificación de Alicante con una visión folklórica y la formulación publicitaria de ofertas que, a veces, se desviaban a lo risible, además de demostrar desconocimiento de la ciudad, era la mejor forma de dilapidar los esfuerzos acumulados en la sociedad civil por construir el muy necesario cambio.
6.- El resultado de todo ello ha sido: un incremento de la abstención, una relativa concentración del voto de la izquierda en el PSOE –suficiente como para que EU no saque concejal, pero insuficiente para la mayoría absoluta socialista-, una incapacidad para captar una buena parte de antiguos votantes del PP –los que, por ejemplo, no le votan en Municipales pero sí en Autonómicas-, la aparición de un voto extrasistema, de protesta, hasta ahora casi inédito en Alicante.
7.- A su vez todo ello marca un resultado final con matices preocupantes: el PP gobernará con los votos de el 26’5 de los censados y con una mayoría de votantes de izquierdas, y casi un 15% de los electores no se encuentra directamente representado al haber votado por formaciones que no entran en el Ayuntamiento. Si a ello sumamos que en esta extraña Campaña casi no se ha debatido de las grandes cuestiones de la Ciudad, podemos concluir que difícilmente puede el PP atribuir a los resultados la virtud de confirmar su anterior política en todos sus extremos. El PP, por todo ello, debería extremar su prudencia y abrir este nuevo periodo de gobierno con muestras de diálogo con toda la sociedad civil.
8.- Pero, por la misma razón, tanto las asociaciones cívicas, sindicales, medioambientales, etc. de signo crítico, como, desde luego, las fuerzas políticas, están plenamente legitimadas para seguir manteniendo sus posiciones y propuestas. Mención especial requiere el PSOE, que es el único partido de oposición en el Ayuntamiento: no sólo es que su legitimidad para la oposición sea plena, sino que tiene la obligación de no defraudar, no sólo a sus votantes, sino a todo el electorado que no votó al PP. Esa obligación debe, a nuestro juicio, llevar aparejada la responsabilidad de ahorrarnos a la ciudadanía el enésimo espectáculo de luchas internas sin contenido ideológico, un funcionamiento autocrítico, transparente y coherente en sus intenciones, esfuerzos contrastables de realización de alternativas y una apertura cotidiana a la sociedad civil.
9.- La PIC efectuará también una reflexión sobre cómo incrementar y mejorar su trabajo en esta nueva y compleja etapa, se compromete a proseguir su tarea de oposición crítica y cívica a las posibles políticas continuistas del PP y a innovar en los mecanismos de funcionamiento e información. En concreto se compromete a mantener la oposición al Plan Rabassa, luchar por la existencia de un nuevo PGOU respetuoso con la Ciudad, buscar fórmulas de protección del patrimonio medioambiental, histórico y cultural y mejorar los mecanismos de formación, participación y pedagogía social sobre el urbanismo y sus efectos sociales.
10.- La PIC hace un llamamiento a las personas que habitualmente colaboran con ella para que no se dejen ganar por el desánimo: las mismas fuentes del desánimo son las que obligan a redoblar los esfuerzos. Hacemos un llamamiento a otras asociaciones cívicas y medioambientales, sindicatos, etc. para estudiar nuevas fórmulas de intervención social crítica, que permitan la difusión de las ideas, la constitución de alternativas viables y visibles y la conformación de redes dinámicas que permitan que, todo ello, arraigue en la sociedad alicantina.