lunes, 3 de diciembre de 2007

PROPUESTAS DE LA PIC PARA UN NUEVO DIÁLOGO ENTRE EL PUERTO Y LA CIUDAD

Las relaciones entre la ciudad de Alicante y su puerto siempre han sido agitadas, como por otra parte sucede en casi todas las ciudades portuarias. Históricamente el puerto ha hecho a la ciudad y esta, a su vez, ha impulsado a su puerto. Pero esta relación no siempre ha sido pacífica, pues, no han sido pocas las colisiones, unas veces motivadas por el choque de intereses entre ambos, y otras, por las contradicciones emanadas de unos órganos de gobierno que son diferentes en su constitución, competencias y objetivos. Hoy, el puerto de Alicante es sujeto también de importantes conflictos entre sus órganos de gobierno y diversos colectivos ciudadanos, lo que exige un pacto de amplio calado para la resolución de los mismos que tenga como resultado un desarrollo portuario equilibrado y socialmente apoyado.
Es verdad que el puerto no es sólo de la ciudad de Alicante. Es una infraestructura económicamente muy importante para la ciudad de Alicante, pero también para la provincia, para la Comunidad Valenciana y para un amplio “hinterland” que se extiende a una parte de España y de la cuenca mediterránea. El volumen de su movimiento comercial, en el que las importaciones y exportaciones de su zona de influencia juegan un papel básico; la actividad de los tráficos humanos vinculados al turismo y a las conexiones con el norte de África; la actividad industrial que se desarrolla en la zona portuaria; y las instalaciones colaterales de servicios, principalmente ligados al turismo y al ocio, le dan al puerto una relevancia económica de primera magnitud. Su participación en el PIB de la ciudad y de la provincia es muy significativa y su aportación al empleo en puestos de trabajo directos e indirectos, alcanza a varios miles de trabajadores.
Sin embargo, el puerto de Alicante ha tenido desde sus orígenes, y sigue teniendo hoy, un fortísimo componente urbano. Es una pieza indispensable de la trama urbana, de su historia, de sus señas de identidad y de sus simbologías, lo que explica las frecuentes colisiones entre el desarrollo estrictamente portuario y el desarrollo urbano que definen unas habituales relaciones de amor-odio entre la ciudad y su puerto. Esta conflictiva relación se ha agravado en las tres últimas décadas. El fuerte crecimiento urbano de la ciudad y su cambio funcional, han coincidido con una fuerte expansión de la actividad y de las instalaciones portuarias y con importantes cambios en su estructura funcional.
Ambos crecimientos, el urbano y el portuario, han incrementado el choque de intereses entre ambas estructuras, lo que se ha traducido en un aumento de la conflictividad ciudadano-portuaria. La ciudad no puede, ni debe, prescindir de su puerto, no puede, ni debe, reducirlo a un puerto deportivo y turístico, no puede, ni debe, convertirlo en un parque temático de arqueología industrial o naútica. Debe mantenerlo como un puerto complejo y multifuncional que da servicio a una región económica y a una ciudad que son también multifuncionales.
Ahora bien, tampoco el puerto puede, ni debe, desarrollarse olvidando el carácter básicamente urbano que tiene, no puede, ni debe, prescindir de los intereses y deseos de los ciudadanos que viven en su entorno inmediato, no pude, ni debe, convertirse en un cuerpo totalmente ajeno e, incluso, hostil, a la ciudad en la que se ubica, no puede, ni debe, crecer con criterios desarrollistas, claramente insostenibles desde el punto de vista medioambiental o social. Debe aceptar un crecimiento territorial y funcionalmente limitado y social y políticamente controlado por la ciudad y sus ciudadanos.Por tanto, el conflicto entre el puerto y la ciudad de Alicante debe ser sujeto de un pacto social y político que haga compatibles el desarrollo de las actividades portuarias y un desarrollo urbanístico, económico, ecológico y saludable de calidad.Para contribuir a este pacto, proponemos:
1 El puerto debe mantener la diversidad funcional que le caracteriza: comercial, industrial o turística, con tráficos de mercancías y personas y atendiendo las necesidades de la región económica a la que sirve y buscando nuevas inversiones y abriéndose a nuevas actividades. Sin embargo, esos usos deben ser limitados y regulados en función de la conveniencia urbana y social.El puerto de Alicante no puede tapar las carencias de suelo industrial en su entorno más inmediato. No puede convertirse en un nuevo polígono industrial, sustituyendo a los que deberían proyectarse en otros lugares del municipio o de la comarca.Tampoco convertirse en objetivo para la deslocalización de actividades portuarias e industriales no deseadas por el puerto de Valencia, una vez que éste se ha decidido por la sustitución de algunos de sus usos de menor valor añadido o mayor coste medioambiental, debido a las necesidades del compromiso de la ciudad de Valencia con las regatas de la Copa América o con las carreras automovilísticas de Fórmula Uno.Por ello, nos oponemos a la instalación de la planta de biodiesel o a la de gigantescos silos de cemento, cuyo impacto urbanístico, visual o de salud pública, generan unas externalidades negativas extraordinariamente altas.
2 Apoyamos la ubicación de la Casa Mediterráneo en la antigua estación de Murcia, lo que requiere la adecuación del edificio y su entorno a un uso que debe ser compatible con unas racionales actividades portuarias, espacialmente muy próximas. La puesta en marcha y desarrollo de este proyecto exige la colaboración de todas las administraciones implicadas que, casualmente, también lo están en los órganos de gestión del puerto. Sería deseable que el Gobierno contara con el apoyo de la Generalitat Valenciana y del Ayuntamiento, y que, para ello, concretara el proyecto, plazos de ejecución, etc.
3 Consideramos necesario profundizar en un debate más amplio sobre opciones de futuro para la articulación del Puerto con el centro urbano, para una revitalización de sus funciones simbólicas y una diversificación de su uso. En concreto habría que estudiar alternativas para la recuperación para un uso público de la lámina de agua, que no quede limitado a las embarcaciones de esparcimiento.
4 Creemos que cualquier actuación del Puerto debe tener siempre en cuenta su repercusión en el conjunto de la franja litoral, en la flora y fauna marina e integrarse armónicamente con el paisaje, usos complementarios, etc.
5 La peculiar composición de los órganos de gobierno de puerto, con participación, entre otros, del Gobierno central, de la Generalitat Valenciana y del Ayuntamiento de la ciudad, crea una extraordinaria confusión en la delimitación de las responsabilidades sobre las decisiones que se toman en el puerto. Frecuentemente no se sabe bien cuál es el papel del Ministerio de Fomento, de la Generalitat y del Ayuntamiento de Alicante en cada decisión, ni a quién corresponde el último nivel de esa decisión. Convendría aclarar este asunto para trasladar las propuestas a quien corresponda y pedir explicaciones y responsabilidades también a quien corresponda.
6Instamos a todos los protagonistas sociales implicados a dar los pasos necesarios para alcanzar los acuerdos básicos indispensables para un armónico desarrollo del puerto y de la ciudad. Septiembre, 2007.

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